Los demás nos tratan como nosotros permitimos que nos traten
Ser buena persona no significa aguantarlo todo
¿Cuántas veces has confundido ser buena persona con dejar que pasen por encima de ti?
Probablemente más de las que quisieras admitir.
No está mal ser amable, generoso o considerado.
Lo que está mal es que te olvides de ti por querer quedar bien con todos los demás.
Ser una buena persona no significa aguantarlo todo.
Y poner límites no significa ser grosera ni egoísta.
Significa simplemente esto: respetarte.
La gente que confunde amabilidad con debilidad
Hay personas que siguen creyendo que alguien amable es alguien fácil de manipular.
Y quienes piensan eso, no entienden realmente lo que significa la amabilidad.
Ser amable no es hablar bonito, es tener empatía, respeto, educación y afecto por los demás.
Pero también es saber decir: “Hasta aquí.”
No estás obligado a aguantarlo todo.
Y hay personas que, si las dejas, van a caminar sobre ti sin pena.
Están contigo mientras les seas útil, pero desaparecen cuando los necesitas tú.
Y lo más triste es que muchas veces tú lo notas… pero te quedas.
Porque “eres buena gente”.
Porque “no quieres quedar mal”.
Pero no estás obligado a ayudar a nadie.
La ayuda es apoyo, no sacrificio.
El “sí” constante que se convierte en una trampa
Hay personas que no saben decir “no”.
Siempre están disponibles. Siempre están ahí. Siempre dicen que sí.
Hasta que un día, se dan cuenta de que están vacías, agotadas, hartas.
Porque decir que sí a todos, sin preguntarte si quieres, también es una forma de traicionarte a ti.
Y sí, ser amable está bien, pero no a costa de tu tranquilidad, autoestima y energía.
No es personal… pero no por eso lo permito.
¿Conoces a esas personas que te tiran indirectas, se burlan de ti, te critican “de broma”… y cuando les reclamas te dicen: “ay, no te lo tomes personal”
Pues claro que no es personal, es tu falta de empatía, tus inseguridades y tu poca educación lo que estás reflejando. Y aunque no sea personal, no por eso tienes que tolerarlo.
Es mejor perder gente por poner límites, que perderte a ti por no ponerlos.
Poner límites no es hacer un escándalo
Te van a decir exagerado, delicado, dramático, complicado.
Te lo van a decir porque estaban acostumbrados a que no dijeras nada.
A que callaras.
A que aguantaras.
A que siempre estuvieras.
Pero poner límites no es hacer un escándalo.
Es simplemente decir: “Esto no lo acepto.”
Y cuando lo dices claro, la gente correcta se ajusta.
Y la incorrecta, se aleja, y qué bueno que lo hagan, no todos van a entender tus límites… y está bien.
Hay personas a las que les explicas lo que te molesta, y cambian.
Y hay otras que te escuchan como si nada y siguen.
Ahí es donde ya no se habla.
Ahí es donde simplemente te vas.
Poner límites da miedo… pero vivir sin ellos da más miedo
Poner límites no es fácil porque implica enfrentar varias cosas:
- El miedo al conflicto.
- El miedo a que te juzguen.
- El miedo a perder relaciones.
- El miedo a quedarte solo.
Pero también hay algo peor: vivir rodeada de gente que te usa, que te minimiza o que solo te quiere cuando les conviene.Y si tienes que elegir entre caerle bien a todos o sentirte bien contigo… elige lo segundo. Siempre.
La amabilidad no está peleada con la firmeza. Poner límites no significa repartir reglas como si fueran un contrato.
Pero sí implica dejar claro esto:
- Lo que aceptas y lo que no.
- Lo que te gusta y lo que no.
- Lo que te duele, lo que te molesta.
- Y lo que NO estás dispuesto a tolerar.
Puedes decir:
“Por favor, deja de hacer ese comentario.”
“Hoy no puedo ayudarte.”
“Eso me duele. No lo vuelvas a hacer.”
No estás siendo grosero.
Estás siendo honesto.
No eres responsable de los demás
Y sí, podemos dejar que los demás hagan lo que les dé la gana… pero no con nosotros.
Y sí, te van a criticar por hacerlo, pero solo se molestan quienes se beneficiaban de tu silencio, de tu aguante, de tu falta de límites.
Y si poner un límite hace que alguien se aleje, es porque nunca estuvo por ti y estaba por lo que obtenía de ti.
Recuerda esto:
Tú puedes ser una persona amable, empática, generosa, con buen corazón… y aún así decir “no”, aún así poner distancia y aún así defender tu paz.
Porque no viniste a ser la solución de nadie y menos de quien no movería un dedo por ti.
