La oruga hace todo el trabajo, pero la mariposa recibe toda la publicidad
Reconoce tu trabajo silencioso
¿Cuántas veces te has detenido a reconocer el trabajo silencioso que has hecho en tu vida? Probablemente muy pocas. Y es que estamos tan enfocados en llegar, en lograr, en obtener, que se nos olvida algo básico pero muy importante: todo lo que hemos tenido que atravesar para estar donde estamos hoy.
Porque sí, está bien querer más, está bien desear seguir creciendo, seguir subiendo escalones, pero a veces… se nos olvida agradecer el escalón en el que estamos parados hoy.
La trampa de siempre querer más
Hace unos años soñabas con estar donde estás ahora. Y ahora que lo lograste, ya estás deseando estar en otro lugar. Y está bien. Pero también está bien valorar que hoy estás más cerca de tu meta que ayer.
Ese escalón en el que estás —sí, ese que ahora te parece tan básico— es el mismo que tu “yo” del pasado no creía poder alcanzar. Así que antes de pensar en todo lo que te falta, honra todo lo que ya lograste. Porque el primer paso real de avanzar es aprender a reconocer tu propio avance.
No te voy a decir “échale ganas” ni “deja el miedo”
Porque sería mentirte. El miedo va a seguir ahí. Las inseguridades también. Y los temores… ni se diga. Pero hay una gran diferencia entre las personas que sienten miedo y se detienen, y las que sienten miedo y aún así lo hacen.
Eso es lo que realmente importa: hacerlo, aunque se note el temblor en la voz, aunque te tiemble la mano, aunque la ansiedad grite fuerte. Eso sí que vale.
El problema no es fallar, es no intentarlo
Los miedos se vuelven gigantes cuando vivimos con la obsesión de no fallar. Pero fallar no es el problema. El verdadero problema es quedarte congelado, viendo cómo pasa tu vida mientras esperas sentirte 100% seguro.
Y spoiler: ese momento no llega nunca. Valiente no es el que no tiene miedo, valiente es el que hace lo que tiene que hacer, aun con miedo.
La gente solo ve la mariposa
“La oruga hace todo el trabajo, pero la mariposa recibe toda la publicidad.”
Y así es la vida. Todos ven la mariposa volando, pero nadie habla del tiempo que pasó encerrada, del proceso lento, doloroso y silencioso en el que se transformó. Nadie habla de lo invisible. Solo ven el resultado. No ven las 5 de la mañana en las que te levantaste para trabajar en tu sueño. No ven las desveladas, ni las lágrimas, ni los colapsos mentales en la ducha. Solo ven el post con la frase: “lo logré”.
La realidad del esfuerzo que no se ve
Un fotógrafo muestra su foto perfecta, pero nadie ve el viaje, el gasto, el estrés, el miedo de que su cámara se dañe. Un bailarín se presenta en el escenario y todos aplauden, pero nadie ve el cansancio, los ensayos infinitos, ni las lesiones.
Subes un video, todos lo ven. Nadie nota que lo grabaste veinte veces, que dudaste antes de subirlo, que casi lo borras por miedo al qué dirán”.
Y sí, está bien buscar reconocimiento, pero que no llegue no significa que no valga. No porque nadie aplauda tu esfuerzo, significa que no hiciste un buen trabajo.
Tú sabes lo que te ha costado
La gente ve las uñas bien hechas, el video editado, el proyecto finalizado, pero tú sabes lo que te costó mantener la calma, lo que te costó presentarte aún con ansiedad, lo que te costó luchar con la vocecita interna que te decía “no puedes”.
Tú sabes lo que te ha costado estar aquí. Por eso, si nadie te felicita… hazlo tú. Porque nadie mejor que tú sabe lo que viviste para estar donde estás.
El clavo que sobresale siempre recibe un martillazo
Así es. El que se atreve a soñar, es el primero que critican. El que se atreve a salir del molde, es el primero que juzgan. El que se atreve a hablar, bailar, crear o lanzarse… es el primero al que señalan.
Pero eso no significa que lo estás haciendo mal. Significa que estás haciendo algo diferente, y eso incomoda.
Reconoce tus logros
Porque cada mini avance te acerca a tu objetivo. Porque cada miedo enfrentado, cada intento fallido, cada repetición es parte del proceso que nadie aplaude, pero que tú sí debes valorar.
No cualquiera puede decir: “No he llegado a donde quiero, pero ya salí de donde estaba.” Y eso, también es un logro.
Porque al final, todos van a ver la mariposa, pero solo tú sabes lo que vivió la oruga. Y eso es lo que te hace fuerte.